Aunque la tecnología se desarrolla para facilitar la vida del hombre, siempre su llegada ha sido sospechosa. La tecnología no es en si misma ni buena ni mala, todo depende del uso que se le dé.

 

El lado bueno
Cualquier estudiante puede acceder a los mejores especialistas y bibliotecas del mundo. La ciencia o el conocimiento nunca ha sido tan accesibles como ahora. Por otro lado, la Internet posibilita tener información menos parcializada, acceder a las fuentes directas y a todas las versiones sobre cualquier tema.

El acceso a la red es completamente democrático: no importa edad, sexo, religión, capacidad económica, conocimiento, todo aquel que pueda tener entrada a un computador conectado en línea puede explorar rincones recónditos.

Y no sólo se habla de información formal. Nunca antes se había tenido la posibilidad de conectarse tan fácilmente con personas de otras culturas y con aficiones comunes: los ecologistas discuten políticas y estrategias para promover una cotidianidad respetuosa con el medio a través de la red; quienes padecen una enfermedad o han sufrido un trauma pueden compartir su experiencia y buscar apoyo en grupos de personas que han vivido lo mismo; o simplemente los solitarios encuentran un interlocutor para hablar de la vida, los miedos y las aspiraciones.

El lado dudoso
Es un mundo virtual, sin leyes o controles que la regulen efectivamente. En Internet conviven los más altos y nobles valores con información  de violencia, terrorismo y sexo.

Por otro lado se encuentra la adicción o dependencia, el aislamiento, retraimiento y pérdida del sentido de la realidad. Usuarios de la red que presentan cuadros de timidez extrema o problemas de socialización, encuentran en este medio una forma segura y sin estrés de socializarse. El problema es que son relaciones incompletas que al final no satisfacen su necesidad de contacto completamente y que demandan mucho tiempo, de forma que la interacción con un medio cercano y real se ve muy disminuida. En estas personas puede aumentarse su condición de aislamiento y soledad. Como en cualquier problema, la solución no sería esconderse sino enfrentar el dilema.