A partir de los treinta años, tanto hombres como mujeres inician una pérdida lenta pero progresiva de masa ósea, de cerca de 1 a 2% por cada 10 años. En el momento de la menopausia este proceso se acelera, como consecuencia de la pérdida de estrógenos (hormonas femeninas), y se alcanzan pérdidas de hasta 3 a 5% por cada año.

Los factores de riesgo para padecer esta enfermedad son: ser de raza blanca, estar en menopausia, tener contextura muy delgada e historia familiar de osteoporosis, llevar una vida sedentaria, consumir alcohol,  cigarrillo y altas cantidades de café.

Además del envejecimiento del cuerpo, otras causas de la disminución de la masa ósea son la ingesta baja de calcio, mineral que se fija en el organismo en un 99% en los huesos y dientes, y le da resistencia y calidad al hueso. El restante 1% se encuentra en la sangre, donde participa en funciones vitales del organismo tales como coagulación, la inmunidad, la actividad muscular y la transmisión nerviosa, entre otras.

Cuando el calcio es insuficiente en la alimentación y los niveles plasmáticos descienden, el organismo recurre a sus reservas en los huesos para obtener la concentración adecuada en el torrente sanguíneo, lo que genera deterioros importantes en la masa ósea. Esta situación hace que las dietas de reducción de peso, sin la orientación adecuada de un nutricionista, sean peligrosas para la salud de los huesos.

La vida sedentaria constituye un factor de riesgo de esta enfermedad, como también el reposo prolongado en la cama, porque en esos momentos no sólo se acelera la pérdida de masa ósea, sino que se puede ocasionar atrofia muscular. El ejercicio es un valioso factor que ayuda a la fijación  del calcio y a la formación de la masa de los huesos.

La historia familiar de osteoporosis resulta un dato importante de indagar, no solo porque los miembros de una familia comparten el mismo riesgo genético, sino porque también comparten los mismo hábitos nutricionales y de comportamiento.

La prevención, hábitos de vida sana
Los principales factores de protección para la osteoporosis tienen que ver con la alimentación adecuada y balanceada desde edades muy tempranas, que incluya correctas concentraciones de calcio complementario. Otros factores de protección son la actividad física periódica, la exposición moderada al sol y evitar el hábito de fumar, el alcohol y el café en dosis elevadas.

Las mujeres que hacen ejercicios extenuantes y atletas de alta competencia pueden sufrir osteoporosis como resultado del hipoestrogenismo secundario al déficit de gonadotropinas, y como consecuencia de mayor liberación de endorfinas. Por eso, el ejercicio debe ser moderado, idealmente prescrito, y orientado por personas expertas.

El consumo  de calcio debe ser correctamente administrado, porque si es indiscriminado, desordenado o  extremo puede correrse el riesgo de padecer cálculos renales (en personas susceptibles), hipercalcemia, competencia con la absorción del hierro y síndrome alcalino.

Está comprobado que sí la estructura del hueso es firme, fuerte y bien formada, el deterioro causado por los demás factores de riesgo y especialmente por la menor fijación de calcio será menor y tomará mucho más tiempo para presentar consecuencias funestas, por eso es que  el consumo de calcio debe ser adecuado desde la  la infancia con  ingesta, a partir de lácteos o sus derivados, alrededor de 800 mg y posteriormente aumentar dicha ingesta  en la adolescencia a 1.200 mg diarios, que es el  período en que se está transformando la masa ósea.

La estructura ósea termina de formarse hacia los treinta años (pico de masa ósea) alrededor de los 1.000 gm al día. Al llegar a la quinta década de la vida, tanto hombres como mujeres deberán incrementar su consumo de calcio, las mujeres en menopausia sin terapia hormonal deben ingerir 1.500 mg/día,  de lo contrario el deterioro de la masa ósea será implacablemente hacia la osteoporosis.

El calcio puede conseguirse de manera natural en alimentos como la leche y sus derivados (la fuente principal), las sardinas, el brócoli, las almendras y nueces, los vegetales de hoja verde, cereales, salmón y espinacas, entre otros alimentos. No puede olvidarse el papel que ejerce la vitamina D3, fundamental para la absorción intestinal y la fijación de calcio en el hueso. El sol es la fuente primordial de esta vitamina, por su papel en la transformación de la vitamina D en la piel.

Huesos sanos en 10 pasos
1. Ingerir cantidad de calcio adecuada a la edad, preferiblemente en forma de alimentos lácteos.
2. Mantener una dieta equilibrada y suficiente, según los requerimientos de la edad.
3. Realizar ejercicio en forma periódica, media hora dos ó tres veces por semana y preferiblemente dirigido.
4. Evitar consumo de cigarrillo.
5. No consumir alcohol, interfiere con la fijación del calcio.
6. Consumir café de manera moderada..
7. Tomar baños moderados de sol, que transforma el colesterol en vitamina D3, básica para la fijación del hierro.
8. Sobrellevar los problemas cotidianos sin dejarse dominar por el estrés, este puede llegar a inhibir la absorción del calcio.
9. Controlar periódicamente la salud personal, por medio de visitas al médico.
10. Consumir drogas sólo bajo estricta vigilancia médica, en especial los antiácidos con aluminio, los remedios para la tiroides y los corticosteroides.