Estigmatizado por una sociedad que no sabe controlarlo, el estrés es una condición inherente a la vida misma, el error está en no ponerle límites.

Considerando de manera equívoca un mal moderno, el estrés existe desde siempre y constituye un factor imprescindible en la existencia del ser humano. Cierta dosis de estimulación resulta esencial para el organismo, tanto, que desde el punto de vista fisiológico, la ausencia total de estrés es sinónimo de muerte. El estrés es una respuesta adaptativa del individuo, expresada en el plano psicológico, físico y del comportamiento, frente a presiones de orden interno o externo.

Los agentes estresantes son hechos, situaciones, personas u objetos que se perciben como elementos agresivos. El ruido, la contaminación, los cambios de temperatura o de alimentación, las dificultades económicas, la sobrecarga laboral y los problemas interpersonales, son algunos causantes.

La justa medida
Si bien es cierto que la calidad de la salud y el rendimiento se elevan de forma paralela al estrés, esto no sucede indefinidamente. Una vez excedido el tope máximo de resistencia frente al estrés, el rendimiento disminuye. Por esto se considera que existen dos tipos de estrés, uno bueno o euestrés, que es  una reacción de lucha o de fuga, inherente al instinto de conservación y permite actuar de manera rápida y acertada frente a situaciones de peligro, como correr velozmente frente a un perro rabioso o reaccionar ante el pito de un carro. Una de las características del euestrés es que es transitorio y es una respuesta específica a un estímulo.

Pero este nivel óptimo de estrés puede convertirse en patológico y llegar hasta el punto de lesionar el organismo cuando se habitúa a las señales de estímulo. Esta manifestación negativa se conoce como disestrés y produce enfermedades sicosomáticas. Algunos trastornos físicos pueden ser: aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la transpiración, tensión muscular, elevación de los niveles de adreanalina y de azúcar en la sangre, incrementa el colesterol, hay una liberación de ácidos grasos en la sangre, aumenta los niveles de corticoides, disminuye la actividad del sistema digestivo, se inhibe el sistema inmunológico, se siente dificultad para respirar, sensación de ahogo, sequedad en la boca, dilatación de las pupilas entre otros síntomas. Entre las manifestaciones sicológicas que presenta el disestrés o estrés negativo están las preocupaciones, la incapacidad para tomar decisiones y para concentrarse, dificultad para dirigir la atención, desorientación, olvidos frecuentes o bloqueos mentales.

Mecanismo interno
Ante situaciones de emergencia, el sistema nervioso prepara a la persona y dispara sustancias químicas a través de hormonas que regulan el estrés. Pero de la misma manera como estos cambios fisiológicos son naturales y vitales en ciertas situaciones y en forma esporádica, el desencadenamiento repetido de la reacción de estrés es nocivo para la salud.
Lo que sucede en el cuerpo es lo siguiente: el sistema nervioso autónomo, que incluye el cerebro, la médula espinal, los ganglios y los nervios, está compuesto por el sistema simpático y el parasimpático que mantienen al organismo en equilibrio. El sistema simpático es responsable de la estimulación o del estrés (aumento de la frecuencia cardiaca, aceleración de la respiración, reducción de la actividad gastrointestinal), y el sistema parasimpático restaura el estado de reposo disminuyendo la frecuencia cardiaca, haciendo mas lenta la respiración y aumentando la actividad gastrointestinal.

Por eso, mientras el sistema simpático sufre un bombardeo ininterrumpido de estímulos, el sistema nervioso se encuentra en desequilibrio a causa de la misma situación. Lograr el equilibrio es vital  para conservar la salud y el bienestar.

Causas del estrés
Una de las causas más frecuentes del estrés son los cambios, conocidos como estrés de adaptación y se presenta en los acontecimientos agradables. Cierto grado de novedad es necesario y puede ser  una motivación para crecer, pero si la persona está expuesta a demasiadas situaciones nuevas en un corto tiempo, puede volverse excesivo. De hecho,  se considera que el matrimonio y la muerte de un ser querido son dos de los acontecimientos de la vida que más estrés producen, por la cantidad de cambios que conllevan. La intensidad y la frecuencia del cambio, sumado a la capacidad personal de adaptación, inciden en el grado de estrés.

El estrés de frustración  se presenta cuando la persona se siente impedida para hacer lo que desea. La agresividad, la ira y la desesperación son sus expresiones mas frecuentes. El estrés de privación, por su parte, se produce cuando la persona no se siente lo suficientemente motivada y estimulada, este estado conduce al aburrimiento o a la soledad y se refleja en una pérdida de la autoestima y en casos extremos puede provocar comportamientos autodestructivos como el alcoholismo  o la drogadicción, incluso el suicidio. La ausencia de estímulos de cualquier clase de origen de estrés en los niños, en los adultos y en las personas mayores. Los malos hábitos nutricionales pueden ser causa o resultado del estrés. El consumo de ciertos alimentos lo aumentan al estimular la reacción del sistema nervioso, como sucede con la cafeína presente en el café, en el té y en las bebidas colas; y con el cloruro de sodio de la sal de cocina, que contribuye a elevar la presión arterial y a retener líquidos en el cuerpo. Así mismo, omitir una o varias de las comidas principales o ingerir una cantidad elevada de azúcares en un corto tiempo pueden transformar estímulos normales en agentes estresantes agudos y disminuir la tolerancia a situaciones difíciles.

La nicotina que se encuentra en el cigarrillo, al igual que la cafeína, actúa como un estimulante. La efímera sensación de tranquilidad que produce fumarse un cigarrillo, desencadena la producción de neurotransmisores como la adrenalina, la serotonina y la noradrenalina, que actúan sobre el cuerpo como una descarga de estrés. El abuso del alcohol, de los tranquilizantes, la falta de ejercicio, y una predisposición a asumir de manera negativa las situaciones de la vida, empeoran los síntomas.

Hacerle frente
Una vez identificadas las causas que le producen estrés, es conveniente preguntarse si esa es la manera como quiere vivir y si realmente merece la pena opacar la vida por situaciones que amenudo no son controlables. Es ese proceso de confrontarse, la actividad es fundamental.

Como la reacción de estrés prepara al organismo para la acción física, la manera más eficaz de neutralizarlo es a través del ejercicio o la práctica de deportes no competitivos. Hacerlo al menos 30 minutos, tres veces por semana, ofrece beneficios evidentes a corto plazo. Mejor aún si decide hacer consciente su respiración y prácticas técnicas de relajación que le ayuden a controlar comportamientos específicos como la ansiedad, el mal humor y la intolerancia.

Estrés positivo Estrés negativo
Cuando opera en la fase positiva los resultados son:

â€Â¢ Vitalidad
â€Â¢ Entusiasmo
â€Â¢ Fortalecimiento físico
â€Â¢ Resistencia a la enfermedad
â€Â¢ Agilidad mental
â€Â¢ Buenas relaciones interpersonales
â€Â¢ Creatividad
â€Â¢ Alta productividad Cuando se excede el nivel de estrés que resisten una persona, las reacciones pueden ser:
â€Â¢ Fatiga
â€Â¢ Irritabilidad
â€Â¢ Falta de concentración
â€Â¢ Depresión
â€Â¢ Enfermedad
â€Â¢ Accidentes
â€Â¢ Mala comunicación
â€Â¢ Bajos niveles de creatividad y productividad

10 claves antiestrés
1. Sea realista en lo que puede hacer. Las metas demasiado ambiciosas son causa frecuente de estrés.
2. Consiga reposo adecuado, establezca una hora regular para dormir. No acumule varios períodos de vacaciones, prefiera descansos cortos pero continuos para cambiar de ambiente.
3. Evite vivir apurado y preocupado. Propóngase unas metas diarias viables y cúmplalas.
4. Controle sus emociones, decida si las circunstancias valen la pena para angustiarse.
5. Ingiera comidas balanceadas. Evite los alimentos grasos y azucarados.
6. No dependa del alcohol, de las drogas o de la automedicación para hacerle frente a un problema.
7. Practique ejercicio con regularidad, mínimo treinta minutos, tres veces por semana.
8. Cuando se sienta en apuros, emplee una técnica de relajación.
9. Cuide su vida social. Es importante tener actividades alternas al trabajo. No relegue los amigos a un segundo plano.
10. Utilice el sentido del humor cuando las cosas no vayan bien, sobre todo cuando la solución no esté en sus manos.