1. Pensar que estás enferma
Aunque se presentan síntomas que generan incomodidades y que pueden asemejar una enfermedad, la madre no está enferma. Al contrario, el embarazo es uno de los más bellos momentos en que todo el cuerpo está dispuesto a cumplir una de las misiones para las cuales fue creado. Estos síntomas se presentan por diferentes razones. Unos por el incremento de ciertas hormonas necesarias para el desarrollo del bebé, y otros, por los cambios físicos que suceden en el cuerpo. Algunos de ellos son las náuseas, vómitos matutinos y mareos, cambios en el funcionamiento normal del intestino, edema (hinchazón en los pies) y necesidades recurrentes de orinar.
Es muy importante querer cuidar el embarazo y esto se logra con un estilo de vida saludable, permaneciendo lo más tranquila posible, además de asistir rigurosamente al control médico y seguir las indicaciones que éste plantee según la manera como se desarrolle el propio embarazo y la historia médica familiar y personal.
2. El Alcohol
El consumo el alcohol en el embarazo se asocia a malformaciones del feto, así como a problemas en el desarrollo psicomotor del niño durante su etapa de infancia, al bajo peso al nacer e incluso a la presentación de problemas de aprendizaje en la etapa escolar. Esto no ha de sorprender, pues cada trago que ingiere la madre lo está compartiendo en iguales proporciones con su hijo, ya que el alcohol penetra en el torrente sanguíneo fetal aproximadamente en las mismas concentraciones que en el de la madre. Sin embargo, el hecho de tomarse de vez en cuando un trago no es motivo de preocupación, el problema se presenta cuando se consume de manera permanente o en abundancia. Además, el malestar, las náuseas y el mareo, pueden aumentarse por la acción del licor.
3. El cigarrillo
Además de que el hábito de fumar trae en el largo plazo consecuencias negativas para el fumador, las investigaciones han demostrado que el consumo de cigarrillo en el embarazo, hace que el bebé en formación se someta a niveles bajos de oxígeno, lo que puede repercutir en una condición conocida como RCIU Restricción del Crecimiento Intrauterino. La RCIU lleva a que el bebé nazca de bajo peso y lo hace más propenso a otro tipo de enfermedades después del nacimiento.
4. El ejercicio fuerte
El embarazo no es una buena época para empezar a practicar un deporte. Si ya se tiene una rutina de ejercicios establecida, no es necesario suspenderla, pero nunca iniciarla en el embarazo, pues el cuerpo no está preparado para asumir estos nuevos esfuerzos. Lo que sí resulta apropiado es caminar, comenzando por pequeños paseos que pueden ir incrementándose en tiempo e intensidad cada semana. Estas caminatas ayudan a la circulación, colaboran en la preparación del cuerpo para la hora del parto, incrementan la flexibilidad y constituyen una estrategia para no dejarse abrumar por la ansiedad que aqueja a algunas mujeres en esta etapa de su vida.
5. El estrés
Las actividades sociales y laborales estresantes deberían evitarse. Los cambios hormonales y emocionales que vive una mujer en embarazo la hacen más susceptible, por lo que es ideal para su bienestar, permanecer en ambientes saludables y en los que se sienta tranquila y a gusto. Ella requiere un trabajo en el que pueda detenerse a descansar en algunos momentos, no solo en lo físico sino también en el aspecto psicológico.
Durante el embarazo disminuye la capacidad de concentración, por que se tienen nuevas prioridades y preocupaciones y por los cambios físicos que se están viviendo, por ello también pueden perderse algunas habilidades para manejar el estrés. Investigaciones han demostrado que existe una tendencia entre las mujeres que tienen trabajos físicos fuertes, a presentar partos prematuros y trastornos de la presión en el embarazo; motivo por el cual, hoy se recomienda tomar períodos de descanso durante la actividad.
6. Las drogas ilícitas
El consumo de sustancias psicoactivas como la marihuana, la cocaína y la heroína, puede desencadenar malformaciones en el bebé, puede generar incremento de la presión durante el embarazo, generar desprendimiento de la placenta antes de tiempo, sangrados, partos prematuros y bebés con bajo peso al nacer.
7. La automedicación
Bajo ninguna circunstancia decida por sí misma qué tomar para una dolencia menor. Medicamentos sin ningún riesgo en condiciones normales, de esos llamados de uso casero, pueden desencadenar episodios dramáticos para una mujer embarazada. Una buena idea puede ser preguntar desde el primer control prenatal qué hacer si cualquiera de estas dolencias la aquejan.
8. Los tratamientos no avalados por el médico
No olvidar que los productos naturistas son medicinas y que como tales, en cualquier momento de la vida, pero con mayor razón durante el embarazo, requieren también control y vigilancia médica. Igual sucede con cualquier tratamiento al que se someta el organismo y en el que se ingieran medicamentos o sustancias especiales o en los que se realice alguna intervención física, tales como métodos alternativos para adelgazar (mesoterapia, dietas extremas, productos adelgazantes, inhibidores del apetito, gimnasia pasiva entre otros); sistemas para mantenimiento o rejuvenecimiento de la piel y otras técnicas estéticas, bioenergéticas u homeopáticas. Los principios químicos activos de estos tratamientos pueden contener sustancias contraindicadas durante el embarazo. Tenga en cuenta que es el médico tratante quien conoce su historia médica y su estado de salud, el que puede determinar si estas intervenciones implican o no riesgo para su salud o la de su bebé.
9. Las dietas sin control médico
Es normal que durante el embarazo se ganen entre ocho y doce kilos. Esta es una reserva que tiene el cuerpo para adaptarse a dar los nutrientes que requiere el bebé y el inicio de una preparación para la lactancia. En la mayoría de los casos este peso lo pierde la madre en los primeros meses posparto.
El embarazo no es un momento oportuno para hacer dietas de adelgazamiento automedicadas porque los ayunos prolongados o el déficit de consumo de calorías, puede producir baja de azúcar en la madre y en el bebé, lo que puede afectar su desarrollo neurológico.
10. Excluir a su pareja
Él también está viviendo su embarazo, permítale hacer parte de lo que usted vive y siente. Déjele sentir los movimientos del bebé. Comparta con él los controles prenatales. Cuéntele lo que siente, lo que piensa, lo que vive. Haga planes sobre la vida del hijo. Piensen juntos el nombre. Este es un momento para estrechar los lazos de unión que hay que aprovechar porque en unos meses, entre pañales, trastorno y órdenes impartidas por el pequeño que viene, no habrá mucho tiempo para estar a solas.
11. Cirugías innecesarias
Los riesgos inherentes a cualquier cirugía son los que definen que los médicos prefieran no practicarlas durante el embarazo.
12. Los rayos X
Sobre todo en el primer trimestre de embarazo, la exposición a radiaciones trae peligros para el bebé. Evite el uso de exámenes médicos en que deban utilizarse rayos X. Sin embargo, no tema de los aparatos en los aeropuertos pues el contenido es tan bajo que no afecta la vida humana. Así mismo, no tenga miedo de los implementos domésticos como el horno microondas o el televisor, son niveles que no afectan al bebé.
13. Las licencias exageradas
La moderación es la clave de los cuidados en el embarazo. El tinto, el dulce, las gaseosas, la comida, el ejercicio, el trabajo... todo está permitido en el embarazo, lo prohibido es el abuso. Los hábitos de vida no tienen por qué cambiar de manera radical, con cierta lógica de moderación es suficiente para llevar un embarazo sano y feliz.
14. No a la rigidez extrema
Tampoco permita que su sentido de perfección le impida disfrutar del embarazo. Posiciones extremas solo le cargarán de culpas y de complejos, e incluso de ansiedad que pueden llenarle de angustias. Ofrézcase la posibilidad de sus cambios corporales. Déjese llevar por un antojo. Cuéntele a su pareja, a su familia o a sus compañeros de oficina cuando se sienta insegura o angustiada. Prefiera una dieta balanceada a la obsesión de contar harinas y calorías. Deje que la vida fluya dentro de usted, no trate de controlarla.
15. No deje de preguntar
Los médicos están acostumbrados a recibir preguntas de todo tipo.