La risa tiene efectos físicos y emocionales en la persona, dependiendo de la edad, sexo, experiencia vital y desarrollo emocional. Sin embargo, a nivel general la risa:

â€Â¢ Logra que se tenga una actitud más relajada frente a los acontecimientos y mirarle el lado gracioso o positivo a cada día.

â€Â¢ Incluye una serie de microciclos de inspiración-espiración con intervalos de descanso.

â€Â¢ Determina la contracción espasmódica de los músculos esqueléticos durante la risa, seguida por una relajación de los mismos. Aumenta la presión torácica y abdominal por la contracción muscular, por lo que incrementa  el retorno sanguíneo.

â€Â¢ Eleva la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea inicialmente, pero en el estado de relajación que sigue a la risa la disminuye.

â€Â¢ Eleva la función del miocardio, facilitando además la circulación arterial y venosa, mejorando la oxigenación y la llegada de los nutrientes a los tejidos.

â€Â¢ La risa mejora la ventilación y ayuda a limpiar las mucosas. Acelera el intercambio de aire residual, aumentando el nivel de oxígeno de la sangre.

â€Â¢ Refuerza el sistema inmunitario, promoviendo la circulación de los fragocitos por todo el cuerpo y mejorando la lucha contra las infecciones. Aumenta la producción de inmunoglobulina A y los T-linfocitos.

â€Â¢ En el sistema endocrino, la risa promueve la producción de catecolaminas, responsables de los beneficios de humor en las funciones mentales incluyendo los estados de alerta, la memoria y la respuesta interpersonal.

â€Â¢ La risa contribuye a disminuir los niveles de estrés y ansiedad y ayuda a estimular las endorfinas, que influyen en los receptores de dolor y en la sensación de bienestar.

â€Â¢ La risa interrumpe el ciclo estrés-preocupación.

â€Â¢ Aumenta la actividad del hipotálamo, de la pituitaria y los niveles de adrenalina.

â€Â¢ La risa compromete los movimientos de 15 músculos faciales, convirtiéndose en un mecanismo oxigenador de la piel.