Personaliza tu rutina y gózate la vida.

 
 

Sentir que tienes más energía para realizar tus actividades diarias, percibir mayor agilidad mental, disfrutar la elasticidad de tu cuerpo, aportarle al buen funcionamiento de tu organismo, es una pequeña muestra de los múltiples beneficios que obtienes con el ejercicio físico. ¡Practícalo saludablemente!

Paso a paso es más rendidor
Antes de iniciar una rutina física o deportiva, solicita una consulta con el médico de familia para que te realice el chequeo anual y, de acuerdo con tu estado de salud, te indique cuáles son los ejercicios y exigencias más óptimos para ti. Además ten presente:

Si vas a realizar ejercicios grupales, como aeróbicos, caminatas, trote, entre otros, pídele orientación al profesional que lidera la actividad, para que puedas regular la rutina a tu capacidad.
Si vas a practicar un deporte –exige competencia y tiene reglas-, por ejemplo, el campeonato del barrio o de la empresa, es fundamental que tengas una preparación física y entrenamiento para esa actividad. Así evitarás lesiones o dificultades de salud.
Practicar ejercicio o deporte únicamente los fines de semana no es saludable: hazlo cada dos o tres días; de lo contrario, estarás sobre esforzando el cuerpo, llevándolo de extremo a extremo.
De menos a más es mejor. Empieza con exigencia física suave y ve incrementándola. Si te gusta ir al gimnasio, utiliza únicamente las máquinas que te indiquen. Así te aprovechará más el ejercicio.

 
 

Concéntrate y sácale todo el gusto
La clave está en disfrutar la actividad física o el deporte que practicarás. Para ello:

Selecciona la hora que más se te acomode a tu día a día.
Utiliza la ropa adecuada, incluidos zapatos deportivos con buen amortiguamiento. Para las actividades al aire libre, recuerda usar gorra y aplicarte bloqueador.
Hidratarte es muy importante. Si evitas la sed, tu cuerpo y mente lo disfrutarán más.
Inicia un programa de ejercicios de 3 días semanales, descansando en los intermedios.
Realiza un período de calentamiento de 5 minutos al inicio y de relajación al final.
Tus primeras sesiones deben ser de 20 a 30 minutos y, a medida que te sientas más a gusto, empieza a aumentarlas de a 5 ó 10 minutos.
Trata, en lo posible, de realizar la actividad física acompañado; puede ser con tu pareja, tus hijos o un amigo. Seguro te será más agradable.

Mantente siempre en movimiento

Recuerda que en tu día a día también puedes aprovechar momentos claves para ejercitar el cuerpo. Por ejemplo, utiliza con mayor frecuencia las escaleras, bájate del bus una cuadra antes tu destino, realiza pausas activas cada una o dos horas, estira las manos cada que tengas oportunidad, finaliza dos o tres días a la semana bailando una pieza con tu pareja… en otras palabras, mantente siempre en movimiento.

 

 

Atento con estas señales

Dolor diferente al de la fatiga.
Mareos o visión borrosa.
Desequilibrio.
Asfixia.
  Dolor en el pecho o en la cabeza.
Cansancio que no desaparece con el descando o con un nuevo ejercicio
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Si presentas algunas de estas señales al practicar ejercicio o deporte, consulta con tu médico de familia y suspende temporalmente tu rutina.