Hipertrofia benigna: se trata de un crecimiento natural que en principio no pone en riesgo la vida, pues sus células no son dañinas, pero, por las dificultades que causa al orinar, puede llegar a afectar la vejiga y los riñones. Así que lo mejor es consultar oportunamente al médico.
Prostatitis: se inflama o agranda, generalmente como consecuencia de una infección bacteriana. Mientras más rápido inicies el tratamiento, más rápido recuperarás tu salud.
Cáncer de próstata: el agrandamiento viene acompañado de células cancerígenas. En sus etapas iniciales puede no presentar síntomas, y a medida que avanza se evidencia en señales como:
Dificultad al comenzar o terminar de orinar.
Reducción de la fuerza del chorro de la orina.
Aumento de la necesidad de orinar.
Sangre en la orina.
Eyaculación dolorosa.
Dolor continuo en la parte baja de la espalda, en la pelvis o en la parte superior de los muslos.
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La manera más efectiva de ser oportunos frente al cáncer de próstata, como lo dice el urólogo Julio Ferrer, es realizarse cada 12 meses, a partir de los 40 años, el examen completo de próstata, que incluye la prueba de sangre del antígeno prostático y el reconocimiento físico: “Hace 20 años, cuando no se tenía la cultura del examen anual, al 95% de los pacientes se les detectaba el cáncer en estado avanzado con pocas probabilidades de recuperación. Hoy se le detecta oportunamente al 95%, con tratamientos efectivos del 90%”.
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Por tu próstata, por tu vida, consulta oportunamente con tu médico de familia |
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