Las mascarillas naturales son ideales para la restauración de la piel por su capacidad de hidratación y exfoliación y aportarle los principios activos que contienen. Identificar el tipo de piel (graso, seco, mixto, sensible o avejentado) y determinar el tipo de efecto que se busca, que puede ser de limpieza, nutrición, astringente, tonificante, humectante, define el tipo de mascarilla indicado.

De manera general, las mascarillas se aplican húmedas y a los diez o quince minutos comienzan a secarse y permiten la interacción entre los componentes de la mascarilla y la piel. Estos productos deben ser de fácil aplicación y remoción, y una práctica que agiliza el procedimiento es usar una capa sencilla de grasa como base que permita el contacto de los principios activos con la piel sin que sea complicado retirar los productos naturales aplicados.

La avena nutre
Con propiedades astringentes, la avena ayuda a retirar el exceso de grasa de la piel mientras la nutre. Es un cereal emoliente y refrescante, actúa como calmante natural en pieles sensibles por quemaduras debidas a la exposición solar, de manera que puede aplicarse y refresca después de la toma del sol. Una mascarilla en la que se mezcle avena con miel, y se aplique sobre el rostro y el cuello, tiene aspectos positivos en pieles con acné.

La frescura del pepino
Después de un día de trabajo, colocar rodajas de pepino en los ojos produce un gran alivio. También se usa como astringente y tonificante facial para pieles grasas o mixtas. Para hacerse la mascarilla, se ubican rodajas de pepino fresco  alrededor del rostro y en el cuello, y se deja actuar entre 20 y 30 minutos o el tiempo que dure el baño.

Las uvas
Son la gran novedad en dermatología. Los más recientes descubrimientos atribuyen importantes propiedades antioxidantes a las uvas rojas por su contenido de taninos, astringentes y flavonoides que actúan en el organismo como antiarrugas  y reafirmantes. Para hacer la mascarilla, se trituran las uvas y se aplican sobre el rostro.

Algunas prácticas:
· Dormir las horas necesarias. No existe un límite de horas de sueño para todos, casa persona tiene su propia medida.
· Dejar de fumar. Este hábito produce profundas marcas en el  rostro, entre efectos negativos para la salud.
· Tener una alimentación balanceada. No saltarse comidas y equilibrar la ingestión de todo tipos de alimentos.
· Controlar el estrés. El ejercicio resulta excelente para regular las tensiones para tonificar los músculos y  para incrementar la energía.
· No ingerir alcohol. Su consumo suele estar acompañado de otros hábitos que potencias su efecto sobre la piel.