Después de tanta espera, el bebé ya está en casa. Ahora es tiempo de volver a hacer ajustes para recuperar la línea perdida. No se trata sólo de la figura, sino de rescatar un espacio para sí misma y para la pareja.
Tener un bebé es una experiencia única. Cada mujer posee sus propios altos y bajos frente a la realidad de su relación con el pequeño recién nacido, y el período de posparto es, precisamente, el indicado para aclarar o redefinir con la pareja posiciones acerca de la crianza y la nueva estructura familiar.
Durante las primeras semanas el bebé es una esponja que absorbe toda la energía de quienes lo rodean, especialmente de la madre. Pero entre una dormida y otra del pequeño, es necesario retomar temas como la intimidad de la pareja, la apariencia personal y otras actividades que también le producen satisfacciones. El bienestar emocional se basa en el equilibrio de todos los aspectos que conforman la cotidianidad, de manera que con calma, pero con firmeza, se organiza una nueva dinámica con el recién llegado.
1. Dormir cuando pueda
El estrés generado por el parto y la expectativa por conocer al bebé, sumado a las alteraciones hormonales, físicas y emocionales, son suficientes para dormir los días siguientes. Este lujo se lo podrá dar la mamá pero en pequeñas dosis, y está en sus manos pedir ayuda para recuperarse lo más pronto posible. Este no es el momento para impresionar a familiares y amigos con la imagen de súper mamá, quienes además suelen colaborar con todo el cariño del mundo.
2. Tiempo para sí
Seguramente no serán horas, pero unos momentos tranquila, sola, para emplearlo en lo que desee, levanta el ánimo y ayuda a pensar que además de madre sigue siendo una mujer con gustos y preferencias por muchos temas. Suele reconfortar llamar a una amiga, leer un libro, pintar, ver un programa de televisión que le guste, hacer trabajos manuales o, simplemente, darse un baño relajante.
3. Estar solos
Una salida esporádica para estar juntos, una caminata corta, resultan ideales para despejar la mente. La casa se encuentra llena de sensaciones que posiblemente no se dirigen cuando se está dentro, pero tomar distancia y hablar de lo que se siente, es una fórmula eficaz para resolver las propias incertidumbres y abordar tantos temas que quedan desplazados por la prioridad del momento, el bebé. Románticas, como siempre, las cenas especiales con luz tenue son un buen principio para retomar la vida sexual gradualmente y con mucha comunicación, y si el dolor todavía no lo permite, para acariciarse y estar física y emocionalmente juntos.
4. Alimentación adecuada
Después de los enormes cambios que ha sufrido para poder generar esa vida que trajo al mundo, el cuerpo debe fortalecerse y recuperarse. Algunas madres les toma más tiempo. Todo depende del metabolismo de cada uno, de la alimentación durante la gestación, de los ejercicios realizados y de la información genética. Sin embargo, hay medidas que pueden tomarse para recobrar la forma. Aunque ya no tenga el bebé en el vientre, lo sigue alimentando.
Debe tener en cuenta que necesita dosis extra de nutrientes. No debe iniciarse una dieta estricta para reducción de peso ya que privará a su cuerpo de los carburantes necesarios para recuperar la forma y energía. Puede que el cuerpo pida calorías extras mientras alimenta, pero más importante que cantidad es calidad. Recurra a alimentos naturales y ricos en fibra, frutas, carnes magras y pescado, granos, leche y todos sus derivados, y reduzca la comida saturada en grasas y azúcares. Todo lo que la mamá ingiera llegará al bebé a través de la leche.
5. Ejercicios para recuperar la movilidad y la forma
Si ya tiene una rutina de ejercicios antes del embarazo y durante él, será más fácil recuperar la elasticidad y la figura. Caminar es el primer paso para reactivar el cuerpo y una forma sencilla de perder los kilos de más que hayan aparecido durante estos nueve meses. Es indispensable cuidar las normas básicas, como el calentamiento suave antes de empezar y al finalizar la rutina; en estos momentos se vuelve más importante la frecuencia con la que se realicen, que la intensidad o el número de repeticiones, y de cualquier modo es desaconsejable exceder las series recomendadas por el médico.
El ejercicio también contribuirá a subir los niveles de energía ya que la faena en el cuidado de un pequeño, no es poca. Otra ventaja; le ayudará a controlar la depresión posparto. Si el parto no fue natural debe esperar la autorización del ginecoobstetra para comenzar una rutina de ejercicios. Numerosos estudios afirman que realizar ejercicio durante el embarazo hace que la labor de parto sea más corta, que se acumule menos grasa y que se facilite la recuperación de la madre luego del parto.
Si al principio no se siente ningún ánimo por ejercitarse, por salir a la calle o por hacer algo diferente a estar con su bebé, no se aflija. Dese tiempo y realice un esfuerzo por recuperar su vida habitual.